Menos de un mes después de la reanudación de la lucha armada de liberación en el Sáhara Occidental, Donald Trump consiguió firmar un acuerdo con Marruecos e Israel en los últimos días de su mandato. El objetivo del acuerdo es normalizar las relaciones diplomáticas de Marruecos con Israel, así como la cooperación económica y militar, una traición al pueblo palestino. A cambio, EEUU es el primer estado que reconoce el Sáhara Occidental como territorio marroquí. Ocupación por ocupación…
Inmediatamente después, la familia real marroquí empezó a presionar a España y Alemania como importantes socios estratégicos y económicos. Deberían seguir el ejemplo de EEUU. Al igual que Turquía, Marruecos, como guardián de la frontera exterior de la UE, recurre a la migración como medio de presión para lograr sus intereses políticos y económicos. El Estado marroquí también recurrió a prohibiciones de contacto con instituciones y embajadas alemanas y españolas. En varias ocasiones, la policía fronteriza marroquí abrió las entradas a los exclaves españoles de Ceuta y Melilla. Miles de jóvenes desesperados que huían de la pobreza, la crisis y la opresión asaltaron varias veces los pasos fronterizos, donde fueron recibidos por las fuerzas de seguridad españolas con porras y gases lacrimógenos.
Estos intentos de huida instrumentalizados culminaron en la masacre de Melilla, cuando más de 2.000 personas intentaron cruzar las vallas de la frontera exterior de la UE en Marruecos en junio de 2022. Sin embargo, unos días antes, el presidente del Gobierno „socialista“ español, Pedro Sánchez, expresó oficialmente el apoyo del Gobierno español al plan de autonomía de Marruecos, traicionando así al pueblo saharaui. Debido a ello, el Estado marroquí retomó su papel de vigilante de la frontera exterior de la UE. Ese día, la policía fronteriza marroquí asesinó a decenas de personas e hirió a varios centenares.
La política exterior „feminista“ y „humanitaria“ de los Verdes tampoco se hizo esperar, con su apoyo a la ocupación marroquí del Sáhara Occidental. Un mes después, la ministra de Asuntos Exteriores de los Verdes, Annalena Baerbock, visitó la capital de Marruecos e inició un „nuevo comienzo“ en las relaciones germano-marroquíes, anunciando el apoyo de Alemania al plan de autonomía marroquí. El pueblo saharaui y su movimiento de liberación (Frente Polisario) rechazan vehementemente este plan de autonomía, ya que está diseñado en contra de la autodeterminación de los saharauis y prevé su desarme, subyugación y explotación.
Sin embargo, Marruecos es un importante socio comercial y de inversión para Alemania. En la reunión se mencionaron varios objetivos comunes que deben elaborarse y aplicarse en el marco de un diálogo estratégico para los próximos años. Estos incluyen las áreas de:
- Cooperación en materia de seguridad: lucha contra el terrorismo, seguridad de las fronteras y lucha contra la delincuencia organizada
- Cambio climático: cooperación en energías renovables
- Economía: Baerbock destacó la importancia de la cooperación económica y el potencial para aumentar las inversiones y el comercio
Esto nos muestra la verdadera cara, a saber, la hipócrita, de los Verdes. Antes se pronunciaban a favor del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y mostraban solidaridad, pero ahora, a la hora de la verdad, han traicionado y vendido al pueblo saharaui.
Aquí queda claro que la política exterior de Alemania no tiene que ver con cavar pozos ni siquiera con el feminismo, sino con intereses imperialistas. El pueblo saharaui lleva décadas sometido a la ocupación militar, la opresión y la tortura de Marruecos, lo que no es ningún secreto para los Verdes. Las mujeres protagonizan manifestaciones y acciones en los territorios ocupados. La consecuencia es la represión masiva, la tortura y la violación sistemática de mujeres políticamente activas. Los Verdes hablan de una „política exterior feminista“, pero al mismo tiempo combaten a las fuerzas en las que las mujeres desempeñan un papel activo. También reivindican la justicia climática como bandera y se adornan con los parques eólicos alemanes en el Sáhara Occidental. Saben muy bien que esta energía „verde“ no beneficia a los saharauis oprimidos, sino que fluye hacia la producción de cemento con alto contenido de CO² y llena los bolsillos del régimen de ocupación.
Corporaciones alemanas como Siemens, ThyssenKrupp, Continental y HeidelbergCement se benefician masivamente de la ocupación del Sáhara Occidental. Desde los tomates y la arena hasta los inmensos yacimientos de pescado y fosfato, las corporaciones alemanas se están robando sus beneficios. Las empresas armamentísticas Thales, Heckler&Koch, Hendsoldt y Rheinmetall también se benefician de la ocupación del Sáhara Occidental, ya sea con armas, radares terrestres para vigilar el muro o componentes clave para el dron asesino turco Bayraktar, que también se utiliza contra los saharauis. Así pues, el capital alemán apoya directamente la guerra de Marruecos contra el Sáhara Occidental y se beneficia directamente del sufrimiento y la muerte de los saharauis.
Todo esto nos demuestra que si queremos luchar contra la ocupación del Sáhara Occidental por Marruecos, tenemos que luchar al mismo tiempo contra los estados imperialistas y sus corporaciones que se benefician de esta guerra y la hacen posible en primer lugar.
Como personas que vivimos en Alemania, tenemos que luchar específicamente contra el imperialismo alemán y derribar la fachada progresista de este Estado capitalista que no sólo oprime y explota a la gente en su propio país, sino que también gana dinero oprimiendo a saharauis, kurdos, palestinos y tantos otros.
¡Acabemos con esto juntos y luchemos por un mundo en paz!
¡Viva la solidaridad internacional!
¡Sahara libertad, Polisario vencerá!