¿Qué es el Frente Polisario?
El Sáhara Occidental fue colonia española hasta 1973, cuando se fundó en el exilio el Frente Popular para la Liberación de Saguía-el-Hamra y Río de Oro, que emprendió la lucha armada contra el régimen fascista de Franco y su ocupación.
Tras 2 años de lucha por la liberación, España retiró sus tropas y vendió el Sáhara Occidental al vecino Reino de Marruecos a cambio de fosfatos y licencias de pesca. Como consecuencia, el Tribunal Internacional de Justicia dictaminó en 1975 que Marruecos no tenía derecho alguno sobre el Sáhara Occidental. Sin embargo, Marruecos lanzó una invasión militar apoyada por las potencias imperialistas de Francia y EEUU. El Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática el 27 de febrero de 1976 y luchó contra la ocupación marroquí durante 16 años, con el apoyo de Argelia, Cuba y Libia. Marruecos sigue ocupando el 70% del Sáhara Occidental y durante la guerra construyó el mayor muro militar del mundo, de 2.700 km, con unos 10 millones de minas terrestres, 200.000 soldados e innumerables radares terrestres para mantener al Frente Polisario fuera de las ciudades del territorio ocupado.
En 1991, el Frente Polisario acordó con Marruecos un alto el fuego organizado por la ONU con la condición de que la Misión de la ONU MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para la Organización de un Referéndum en el Sáhara Occidental) celebrara un referéndum en 1992 en el que el pueblo saharaui votara si quería un Estado independiente o la anexión a Marruecos.
Los saharauis que consiguieron huir de los horrores del régimen de ocupación marroquí siguen viviendo en campos de refugiados en el desierto argelino, cerca del territorio liberado.
El referéndum prometido sigue bloqueado por Francia y Marruecos. Lo que convierte al Sáhara Occidental en la última colonia de África.
Es muy evidente que los Estados occidentales no tienen ningún interés en un Sáhara Occidental liberado. Toda Europa depende de la pesca en la costa; todo el mundo depende del gigantesco yacimiento de fosfatos que se utiliza como fertilizante.
Los Estados imperialistas establecieron derechos y normas, como el derecho internacional, para supuestamente mantener el mundo en un orden justo. Para ello se crearon órganos como el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, ejemplos como el Kurdistán, Palestina o el Sáhara Occidental lo dejan claro: los Estados imperialistas sólo acatan sus propias normas si se benefician de ellas. Los Estados competidores que las infringen son objeto de sanciones.
En el Sáhara Occidental, estas „reglas“ están controladas por la MINURSO, que es una pura farsa. Los soldados estacionados no hacen más que estar allí. No están cumpliendo su función real, que es garantizar que pueda celebrarse un referéndum. No porque no se quiera.
La lucha por la liberación continúa
En octubre de 2020, un grupo de saharauis de los campamentos de refugiados bloqueó la principal ruta comercial de Marruecos que atraviesa el muro que cruza el territorio liberado hacia Mauritania. Esta acción desencadenó un atasco de camiones de varias semanas de duración que se extendió varios kilómetros en territorio ocupado, así como en Mauritania. Al mismo tiempo, se produjeron varias manifestaciones ante las bases de la MINURSO y el muro de ocupación marroquí.
Debido a los daños económicos y a la presión política interna, el rey hizo desplegar tropas marroquíes en el paso fronterizo para romper el bloqueo por la fuerza.
En respuesta, el Frente Polisario abrió fuego contra las posiciones marroquíes a lo largo del muro de ocupación y ha estado bombardeando al ejército de ocupación en una guerra de guerrillas todos los días y noches desde el 13/11/2020. La guerra continúa y no se vislumbra el final.
Alemania
Por supuesto, las empresas alemanas también participan en la explotación. Las empresas alemanas participan masivamente en la explotación de los recursos naturales del Sáhara Occidental. Desde tomates y arena hasta enormes yacimientos de pescado y fosfato, las empresas alemanas se forran.
Siemens construye parques eólicos en el Sáhara Occidental ocupado y reivindica la energía verde, mientras que esta energía fluye hacia la producción de cemento con altas emisiones de CO2 en el sur de Marruecos, cuyos beneficios llenan los bolsillos del régimen de ocupación. Empresas armamentísticas alemanas como Thales, Hendsoldt y TDW también se están beneficiando de la ocupación del Sáhara Occidental, ya sea con radares terrestres para vigilar el muro o con componentes clave para el dron asesino turco Bayraktar, que también se utiliza contra los saharauis.
También desde el punto de vista político, Alemania demuestra que la „política exterior feminista“ responde en realidad a intereses económicos, y no a políticas humanitarias, y mucho menos feministas. La ministra de Asuntos Exteriores de los Verdes, Baerbock, anunció el año pasado durante una visita a Rabat que apoya el plan de autonomía de Marruecos. El Frente Polisario y el pueblo saharaui rechazan vehementemente este plan porque está diseñado contra la autodeterminación de los saharauis y prevé su sometimiento. El pueblo saharaui lleva décadas sometido a la opresión y la tortura de Marruecos, lo que no es ningún secreto para los Verdes. Las mujeres lideran las manifestaciones en los territorios ocupados. La consecuencia es la represión y la violación sistemática de mujeres políticamente activas.
Los saharauis no son el único pueblo explotado por el imperialismo alemán. Alemania colabora con el Estado turco en la lucha y persecución del movimiento de liberación kurdo y del proyecto revolucionario de Rojava, basado en la liberación de la mujer, la ecología y la construcción de una sociedad mejor. Las empresas alemanas también se benefician masivamente de la ocupación israelí de Palestina.
Convocatoria
Por ello, salgamos juntos a la calle el domingo 26 de febrero a las 15.00 horas en la plaza Herzberg, en vísperas del 47 aniversario de la República Saharaui, y hagamos una señal militante de solidaridad internacional y contra el imperialismo alemán.